viernes, 11 de agosto de 2017

Siesta

Hablemos a continuación... de la más española costumbre,
la que es practicada cada día... ¡en el momento cumbre!
Se impone poco después de cualquier comilona atrevida,
nos referimos a la agradable siesta... ¡que alegra la vida!

De todas las clases de siesta... destaquemos dos de ellas, 
las cuales tienen en común... ¡que ambas son muy bellas!
Por un lado tenemos la siesta cortita, cuya misión es reparar, 
y luego está la siesta salvaje, consistente... ¡en dormir sin parar!

La siesta corta... surge casi sin querer,
pues cierras los ojillos... ¡y nada hay que perder!
Tal es la facilidad para quedarse traspuesto,
que no hace falta pijama... ¡porque te duermes con lo puesto!

La famosa siesta salvaje… pertenece a otra dimensión,
ya que dormir como ceporro resulta… ¡la única pretensión!
Ten por seguro que en este caso... dormirás a troche y moche,  (*)    
y acabarás empalmando... ¡con el sueño de la noche!

Refirámonos además, cómo no, a la siesta “del televisor”,
denominada así por ser ese aparato… ¡el principal inductor!
Enciende tu querida “tele”... a través del mando a distancia,
y caerás dormido al instante... ¡mostrando tu vagancia!

Si tú, apreciado lector, no practicas la siesta habitual,
convierte desde ahora dicho hábito… ¡en sagrado ritual!
Y comprobarás que tal comportamiento... a la buena vida induce,
porque una siestecita siempre... ¡efecto saludable produce!

  

(*) A troche y moche = Hacer algo sin medida, incontroladamente.